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lunes, 25 de agosto de 2008

Origen, meta y destino de las bibliotecas privadas o personales 1

Por Francisco Martínez Alas. (2008)

Origen

Las bibliotecas privadas han influenciado mi vida de diversas maneras. Por ejemplo, yo comencé a trabajar en bibliotecas de manera fortuita. En los años 1980s comencé a organizar la biblioteca familiar de una manera más racional. Traté de colocar los libros según la materia que trataban, y no por colecciones y tamaños como habían estado durante mucho tiempo. También, recorté unas tarjetas y comencé a mecanografiar en ellas lo datos bibliográficos de cada uno de los libros. Estaba haciendo un catálogo por autores. Había avanzado bastante cuando ocurrió el terremoto de 1986 en la ciudad. Después de esa catástrofe la biblioteca tuvo que ser albergada durante muchos meses en casa de un estimable amigo y el proceso iniciado se interrumpió.

También, en esos años yo hice un "descubrimiento" que determinó mi vida laboral los siguientes diez años. Yo solía visitar la Biblioteca Nacional, me gustaba ir a leer y ver libros. Cierto día, me llamó la atención una sección que estaba en el último piso de la torre principal. Subí a curiosear. La colección de libros que allí encontré me soprendió mucho. Se trataba, en su mayoría, de la colección Lambruschini, que no era otra cosa que una biblioteca privada de un cardenal italiano del siglo 19, que por ciertas circunstancias, en parte azarosas, había venido a dar al país. Unos meses más tarde traté de indagar el origen de la colección. Mis modestos hallazgos los narraré en otro artículo. El caso es que, esa colección estaba constituida por libros editados entre los siglos 16 y 19. En el momento en que yo llegué a conocerla, sólo una parte de los libros estaban catalogados y disponibles para consulta del público. El resto, las ediciones más antiguas y más curiosas, estaban en completo desorden y abandono, sólo puestas en los estantes. Así que me ofrecí volntariamente a poner algún orden allí. Llegaba varios días a la semana, algunas horas, y fui ordenando lo libros conforme a la materia que trataban. Luego, hice un mapa de las secciones por materia que había establecido. Tenía otros propósitos en mente, para hacer más accesible al público los libros antiguos. Por ello, meses más tarde, junto con algunos amigos, intentamos organizar un Comité Pro-Biblioteca Nacional, en parte para conseguir fondos para salvar del deterioro esa colección antigua y apoyar otras necesidades de la biblioteca. Estábamos trabajando en eso cuando el mismo terremoto de 1986 dañó el edificio de la biblioteca y este fue evacuado totalmente (y más tarde demolido), por lo que mi trabajo de ordenamiento se perdió junto con los cientos o talvez miles de libros que se dañaron o perdieron en el desalojo. Yo ya no supe más de dicha colección.

Estas dos historias, en realidad ilustran dos etapas contrastantes de una biblioteca privada: En el primer caso, se trata de una biblioteca incipiente, la cual se ha comenzado a formar hace poco tiempo, talvez los últimos meses, o talvez unos pocos años. El segundo caso, muestra el triste destino que le espera a casi cualquier biblioteca: ser desplazada y desmembrada, y sufrir deterioro por diferentes causas. Además, en el primer caso, sus propietarios son jóvenes, y en el segundo, el propietario había muerto hace siglos. Ambas situaciones son interesantes y volveré sobre ellas. Pero, en este punto del presente artículo, mi intención es hablar del origen de las bibliotecas privadas, o bibliotecas particulares o personales -como se les llama también- es decir, ¿cómo se inicia una biblioteca personal?

Una biblioteca personal puede ser que se inicie en la adolescencia. Primero con los libros de literatura y los libros de texto que se ocupan en el colegio o la escuela. A esos primeros libros pueden sumársele algunos otros que se adquieren en diversas circunstancias: libros que llenan alguna otra necesidad de conocimiento, de entretenimiento o que complementan la educación. Al llegar la universidad, puede que la gama de intereses de lectura se haya modificado: puede ser que el espectro de intereses se haya hecho más amplio, o que se vuelva más especializado, enfocado en un proyecto de formación y preparación para la vida y el trabajo. De modo que, a la biblioteca personal del joven universitario aficionado a la lectura y a la posesión de libros se le sumarán otros libros de texto más perdurables, más géneros de literatura y obras o estudios más complejos. En mi caso, por ejemplo, además de la adquisición de libros técnicos propios de cada una de las disciplinas que fui estudiando a lo largo del tiempo, mi biblioteca se fue enriqueciendo poco a poco con las obras de autores clásicos en humanidades, ciencias sociales y culturales. Pero también, otros fondos iniciales de una biblioteca personal, pueden estar constituidos por los libros y revistas que algún pariente -los padres, algún tío, los abuelos- le donan o heredan al coleccionista incipiente, en bloque. Aunque no todos los títulos que se reciben en donación pueden interesarle a la persona, una buena colección que constituía la biblioteca particular de otra persona, sirve como colección inicial -de diverso alcance y estilo- para el nuevo propietario.

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