Páginas

Ofrezco mis servicios en:

Proyectos de información, investigación, comunicación y capacitación - Investigación cualitativa y documental - Bases de datos - Informes técnicos - Fuentes de información - Documentación, archivos y bibliotecas

sábado, 10 de diciembre de 2011

Categorías y Realidad: Documentos, índices, catálogos y tesauros 5

Categorías y Realidad:
Documentos, índices, catálogos y tesauros 5

Por Francisco Martínez Alas

3. El caso de los documentos y libros (cont.)

Para retornar al ámbito que nos interesa en el presente ensayo, que es el de la representación de las obras y libros en un sistema de referencias mediante la selección y captura de datos parciales del documento, o que se refieren al mismo documento, es preciso justificar la necesidad de representar el documento u objeto informativo y documental en tal sistema. Entonces, el único modo de hacer una captura parcial del contenido de una obra, y además del contenido de un libro, que intencional y analíticamente los estoy separando, es por medio de página descriptiva, analítica y relacional, como las que se crean en las bases de datos documentales, bibliográficas y de conocimiento.

Por ello, resulta útil convertir el contenido de un libro y de una obra, a unas cuantas señales y referencias que conduzcan de retorno a partes claves del discurso completo cada vez que se requiera saber del documento en cuestión, así como consultarlo y leerlo. Ese es el papel que juegan los catálogos y bases de datos documentales, que minuciosamente elaboran los bibliotecarios, documentalistas y gestores de contenido. Tales catálogos y bases de datos recogen, compilan, relacionan y crean datos –nombres, etiquetas, palabras, números, símbolos, imágenes y otros- que están en el mismo documento, en otros o en otros lugares, con el fin de producir una ficha u hoja descriptiva lo más completa posible del documento, objeto u obra.

Pero, un texto, como ya mencioné, está lleno de relaciones con y referencias a otros textos; esas referencias pueden estar explícitas, como ocurre cuando se menciona o cita a otro autor o alguna organización; o bien, pueden ser tácitas, en el caso de que solo se indica un nombre (de persona, lugar o cosa), una idea o concepto, un método o principio, y otras entidades concretas particulares, y se deduce o se puede suponer que ello se refiere a un autor y obra en particular, ya conocido por el lector, el crítico o la audiencia, aunque no se diga expresamente en el texto referenciador; o bien, de manera similar, las referencias puede estar implícitas, cuando se trata de alusiones (a veces intencionalmente disfrazadas o veladas por el autor del texto) que son del dominio común, parte del conocimiento vulgar, y que a cualquiera le evoca una historia, novela, obra, escrito o texto reconocido y famoso, igual que un acontecimiento histórico. Y a todo esto es a lo que se denomina intertextualidad, es decir, el hecho de que un dato en un texto hace alusiones y citas a otros sitios y textos.

En cuanto a las referencias explícitas, aparecen ya sea como citas textuales, paráfrasis de ideas o textos, o el nombramiento de otro autor o personaje,y las hay de dos clases. En primer lugar están las referencias que hace el autor con respecto al otras de sus obras, o a veces también, con relación a los acontecimientos de su vida en cualquiera de sus ámbitos. Y en segundo lugar, las que el autor hace respecto de obras de otros y sus autores respectivos.

En algunas casos, son los editores –en sus prólogos, notas o comentarios- los que indagan o proponen la confirmada o supuesta relación intertextual entre las proposiciones y argumentos del autor, y las ideas, obras o personajes de otros autores y sus textos (lo cual se acostumbra hacer en comentarios o análisis de obras filosóficas y literarias); o con hechos históricos o acontecimientos del presente; o la alusión a personajes, títulos, conceptos y acontecimientos de otras obras si se trata de obras literarias y de ficción; o también se rastrea o se crea la real, supuesta o verosimil genealogía del texto y el discurso en cuestión mostrando sus posibles antecedentes y filiaciones.

La forma más común y establecida de hacer referencias intertextuales es la cita del texto o las ideas de otro autor, para lo cual se menciona el apellido o apelativo de tal autor, y a continuación se inserta un texto entrecomillado, o se pone tras dos puntos y un salto de lïnea, extraído de otra obra (del autor citado); o también se expone una paráfrasis de las ideas, propuestas o conceptos del otro autor en varios párrafos. Ello, porque una cita textual no debe exceder la extensión de una frase corta, o unas dos o tres líneas, y a lo sumo un párrafo de poco más de diez líneas. Si se requiere tratar y mostrar más que eso, se debe usar la paráfrasis. En cualquiera de estos dos casos mencionados, se coloca la referencia de donde se ha extraído tal texto o tales ideas, como nota al pié de la página (o al final de un capítulo,o al final de todo el libro) en donde se pide al lector que vea o visite el texto original, en un impreso o en línea, y se le indica todos los datos de publicación o archivo de la fuente. Aunque también existen otros modos de hacer tales referencias, como por ejemplo colocando entre paréntesis el apellido del autor, y una cifra que puede indicar el año de publicación de una obra en cierta lengua, seguido éste a veces de una letra si se citan más obras del mismo autor del mismo año; o del nombre del autor seguido de paréntesis dentro de los cuales se coloca el título del documento fuente, y los datos básicos edición, como son la ciudad y la editorial o imprenta, y la mención de la o las páginas de donde se cita; o más rara vez, a la par del autor mencionado se pone entre los paréntesis una señal numérica que se refiere al número que en la bibliografía final tiene una referencia bibliográfica del o sobre tal autor.

Hay varios sistemas para enlazar las notas con el texto, además del número correlativo que llevan, especialmente cuando se colocan en una sección aparte al final de los capítulos, partes o del libro; hay una que ayuda mucho al lector a orientarse, sin necesidad de interrumpir la lectura a cada paso para consultar las notas correspondientes, y que consiste en anteceder la nota con una frase del texto donde aparace la llamada de la nota, de manera que el lector puede recordar o ubicarse claramente con cual parte del texto se relaciona la nota en cuestión. Cuando las notas son explicativas o amplían lo que dice la exposición, y no solo bibliográficas, yo prefiero que aparezcan al pié de la página, y no al final del capítulo y menos al final de todo el volumen, porque resulta difícil enlazar mentalmente el texto de la obra con el texto de la nota.

Ya sea porque el autor dialogue o concuerde (o confronte y refute) con esos otros autores a los que está haciendo referencia, los nombres de ellos, sus ideas y argumentos, y los títulos de sus escritos aparecen mencionados constantemente en el texto –o al menos en algún momento particular de la exposición-, por lo que se hace necesario poder conocer y recuperar tal vínculo intertextual en los catálogos y bases de datos. Para ello se crean reportes o listas de obras y autores que son citados significativamente en otros documentos. Del mismo modo, en algunos estudios de historia o de crítica, cuando se le dedica un apartado entero a alguien –un personaje histórico o literario, un autor, científico o artista-, tal apartado crea una referencia intertextual entre el autor del estudio y la persona a la que se le dedica una exposición o comentario; por lo que, al catalogarlo e indizarlo, los nombres de ambos aparecen como categorías descriptivas del contenido del documento. Por ello se requiere de ciertos mecanismos para representar todas las relaciones intertextuales, y crear vínculos o enlaces significativos entre unos documentos y otros, entre los documentos (su contenido, estructura y circunstancias de producción) y otras instancias, tales como personas, lugares, entidades, situaciones o acontecimientos. Eso quiere decir, que si por un lado la intertextualidad se refiere a las citas o menciones, tácitas o explícitas de otros autores y obras, la indización refleja las relaciones conceptuales, contextuales, jerárquicas, circunstanciales, secuenciales, temporales, espaciales y varias otras posibles, entre los documentos y sus distintas posibles manifestaciones, o las menciones acerca de la realidad y el entorno.

El modo como se representan tales referencias, concordancias y relaciones, es utilizando palabras, nombres o expresiones de un lenguaje controlado y convencional, por medio de los llamados encabezados de materia (y también palabras claves o descriptores). Tales vocabularios controlados suelen ser elaborados y publicados por instituciones tales como bibliotecas (y otras unidades de documentación) y asociaciones de bibliotecas y profesionales del trabajo bibliotecario y las ciencias de la información y documentación. Del mismo modo, aquellas organizaciones de desarrollo que publican abundante documentación sobre sus actividades y proyectos acostumbran preparar sus respectivos vocabularios de palabras claves o tesauros, para indizar sus colecciones, haciendo énfasis en aquellas áreas de la ciencia y de la práctica en la cual operan. Cuando se catalogan los documentos se destina un área de la descripción bibliográfica para la colocación de los descriptores o palabras clave y referencias intertextuales que existan.

Aunque más adelante trataré con detalle acerca de los tesauros y listas de encabezados de materia, por el momento solo mencionaré que dependiendo del sistema de catalogación (manual o automatizado) que se utilice, los descriptores, cuando constan de más de un término, tienen uno principal que se refiere a la materia, objeto o contenido esencial del documento que indizan o califican, y otros secundarios, los que pueden ser dependientes o no dependientes directamente del primer término, pero lo acompañan y lo acotan. Eso da como resultado que existan unos descriptores simples (consistentes en una sola palabra o nombre), y descriptores compuestos (por más una palabra). Los descriptores compuestos pueden llevar entre las palabras la conjunción “y” (estado y sociedad), o bien una preposición (con más frecuencia “de”, “del”, “de la”),o un adjetivo. Podemos llamar descriptores combinados a aquellos que para delimitar su significado o proporcionarle un contexto, se les adosa un término relacionado con la geografía, la época, la cronología, una ciencia específica, alguna actividad o enfoque particular, los cuales aparecen separados por un guión “-“. Ya que ambos términos, con significado descriptivo independiente, al combinarse producen un término o encabezado de materia con otro significado. En lo personal, prefiero usar descriptores simples y los compuestos, para indizar documentos, y poder combinar dos o más descriptores en la opción de búsqueda por tema o materia de los programas de computadora para bibliotecas y repositorios.

Otra manera de condensar el contenido de un libro o documento, es haciendo una selección, compilación y ordenación de una cantidad significativa de fragmentos claves del mismo, de manera que un posible lector, quien no pueda tener acceso al documento o libro completo, o que no quiera o no necesite leerlo completo, pueda contar con textos fundamentales para la comprensión de la obra y del pensamiento de su autor, y además hacerse una idea del resto de la obra mediante descripciones o notas aclaratorias que se añadan a los fragmentos seleccionados.

Por supuesto, el criterio de selección de cuales de todos los fragmentos posibles son los más adecuados para mostrar sintéticamente el contenido de un libro o documento, en cierta forma es algo arbitrario, porque depende del punto de vista y de los objetivos de quien hace la selección. Lo más probable es que la selección se centre en textos que contienen la exposición de las teorías, conceptos, argumentos, propuestas y enumeraciones de categorías o procedimientos, y se supriman todos aquellos párrafos o textos que ofrecen información secundaria, ejemplos comunes o anécdotas no muy relevantes teóricamente, y muchas de las discusiones acerca de otros autores o libros que el lector promedio podría consultar directamente. Aunque, en algunos casos, según la finalidad de la selección de textos, precisamente se pueden extraer específicamente los casos o ejemplos citados, datos cuantitativos, o referencias a un tema o autor en particular, con el fin de ilustrar o complementar una exposición en un estudio sobre otro tema o en un comentario acerca del autor, pero, ello da como resultado un documento diferente a la antología de fragmentos de un autor.

Si bien, muchos apreciamos poder tener acceso inmediato al texto completo de cualquier obra documental, ello no siempre es posible ni necesario. Para ello existen los resúmenes, sinopsis y recensiones de libros y documentos, los que pretenden hacer más pequeño y digerible el texto completo de aquellos. Hacer un resumen de una obra o de un documento consiste en constreñir en unas pocas páginas –la misma cantidad prefijada sin importar la extensión de la obra original-, todo el contenido teórico y expositivo de cualquier obra en cualquier campo.
Y si se trata de obras de ficción y narrativa, contar los acontecimientos en forma breve, ateniéndose solo a los hechos principales, los que permitan entender la secuencia total de situaciones en la que los protagonistas intervienen, y los eventos, actos, decisiones y señales claves que dan cuenta del argumento o historia lineal de la narración.

Un resumen satisfactorio contiene o debe contener, en primer lugar, una sección descriptiva en la que aparezcan todos los datos necesarios para identificar la autoría (sea personal o institucional) de la obra, texto o documento que se está resumiendo, lo que incluye además, detallar la circunstancias y fechas de publicación. A continuación, se especifica la referencia y la ubicación bibliográfica, es decir, dónde está publicado, si lo ha sido en forma de libro o en un sitio web; y en algunos casos, también informar de quien lo distribuye, y cómo y donde se puede adquirir. Si se trata de una traducción, conviene mencionar el título original, las ediciones clave de la obra, y el nombre del traductor.

La siguiente sección del resumen de una obra deberá hacer referencia, en principio, a la división en partes y capítulos, y luego recapitular de qué trata cada uno, así como a la estructura original de la exposición en ellos y la enumeración de los puntos importantes. La extensión de un resumen es variable; así, un resumen preparado, a manera de recensión, para una revista académica u otra publicación similar, constituye un artículo o ensayo de varias páginas (pero talvez menos de diez). Y en otros casos, cuando solo se trata de dar noticia de una publicación, el resumen será más corto, por ejemplo, los resúmenes que ofrecen lo catálogos de editoriales y librerías, o en la contraportada y solapa de los libros, apenas alcanzan unas diez líneas; pero el resumen de una obra en muchos tomos, puede consistir en un reporte de varias páginas.

No hay comentarios: