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viernes, 12 de febrero de 2016

Cooperación entre centros de documentación e información para el desarrollo

Cooperación entre centros de documentación e información para el desarrollo.
Por Francisco Martínez Alas (1993).

Esquema del contenido
-La cooperación interbibliotecaria: Qué es y cuáles son sus objetivos; importancia de los centros de información.
-Alcances de la cooperación interbibliotecaria: Qué necesidades se cubre con ella y cuáles no.
-Sistemas actuales de cooperación en el área económica y social.
-Condiciones o requisitos adecuados para la realización de los proyectos de cooperación: Automatización de los centros de información, participación de los organismos públicos y de las instituciones o empresas privadas que generan información.
-Areas en las que es más recomendable: Indización, almacenamiento de información, adquisición y producción de documentos, y otras.
-Productos de un sistema de cooperación: Información sectorial, datos estadísticos, patentes y procesos industriales, informes de precios y distribuidores de bienes, directorios especializados, mapas de zonificación, legislación y jurisprudencia.
-Beneficios de la cooperación para los usuarios de la información: Para el sector privado, para el conocimiento de la realidad nacional, para los profesionales, etcétera.

Ensayo
Dentro de la expresión centros de información se incluye a cualquier institución o sección de la misma que proporcione servicios de información de cualquier índole y en cualquier especialidad a los usuarios, tales como los que proporcionan las bibliotecas, archivos y centros de documentación, basándose en diversos medios y sistemas de almacenamiento, recuperación y difusión de información.

La información es importante para la investigación científica y académica, tanto como para la toma de decisiones y el logro de ciertas metas empresariales o personales. El papel que desempeña un centro de documentación es el de integrar las técnicas de manejo de la información, y de interrelacionarlas con las necesidades de las personas, quienes en su calidad de usuarios la interpretarán y la transformarán en datos y conocimientos de utilidad para sus propósitos.

Las fuentes de información son muy variadas, van desde los tradicionales libros y materiales de referencia, por todos conocidos, hasta las colecciones especiales de documentación informal, las series de datos estadísticos, y la transmisión de textos enteros por medio de redes de telecomunicaciones. Dada la gran cantidad de documentos que existen y los que se continúan produciendo en la actualidad, y la complejidad de los mecanismos para procesarlos y hacerlos accesibles de la manera más adecuada posible, ningún centro de documentación es capaz de responder todas las consultas o de poder albergar toda clase de información. Las fuentes de consulta se encuentran dispersas, y se hace deseable un engranaje como el que comunmente se llama cooperación interbibliotecaria, para poder ayudar a satisfacer ciertas necesidades en el ámbito cambiante del conocimiento y la búsqueda de datos.

En nuestro país ya se están desarrollando algunos proyectos de tal clase, tales como el de un sistema de información bibliográfica sobre El Salvador, a nivel local, o como la red de información para el sector privado que está promoviendo una entidad a nivel centromericano.

La cooperación interbibliotecaria es un compromiso o convenio institucional, entre diversas organizaciones, motivado por intereses comunes, mantenido por la adopción de ciertas reglas de acción, y destinado a la consecución de un fin: la participación voluntaria y constante en los esfuerzos de hacer más accesible la información para los todos los interesados, lo cual también contribuye –en cuanto adquisición de conocimientos- al desarrollo económico y social.

Para concretar los proyectos de redes de cooperación interbibliotecaria entre los centros de documentación a nivel local, se requiere el cumplimiento de algunos requisitos básicos:

a.El reconocimiento por parte de las instituciones de la importancia de dotar de suficientes recursos humanos, tecnológicos y financieros a sus respectivos centros de información y documentación, con el fin de alcanzar un óptimo funcionamiento de los mismos.
b.La participación activa de los organismos públicos y de las instituciones o empresas privadas que generan información, en el sentido de facilitar el conocimiento y la adquisición de sus productos documentales, mediante la promoción adecuada  y simplificación de procedimientos de tales.
c.La participación voluntaria de los mismos centros de documentación, a través de su personal y de los servicios que se prestan al público.
d.La automatización del manejo de los centros de información. Aunque la aplicación de las nuevas tecnologías de información en las bibliotecas de nuestro país es relativamente reciente, y aunque muchas bibliotecas no podrán automatizarse todavía, ello debe ser perseguido como una meta a corto o mediano plazo, y deberá buscarse la forma de incorporar, de manera selectiva, en un banco de datos compartido, los catálogos de sus fondos, en especial los de las bibliotecas que no se automatizarían aún.
e.Una institución que actúe como coordinadora de algunas de las tareas administrativas de la red y de los diversos servicios de apoyo para los miembros.
f.La normalización de algunos procedimientos técnicos para indizar y registrar los documentos, así como para intercambiar publicaciones o información de otra clase.

Los productos resultantes de un sistema de cooperación interbibliotecaria, como por ejemplo entre centros de documentación especializados en asuntos económicos y sociales, pudieran ser como los siguientes:

a.Informes sobre la situación de un determinado sector económico.
b.Datos estadísticos sobre muchos rubros.
c.Fuentes de consulta sobre procesos y patentes industriales.
d.Directorios especializados de productores o distribuidores, de importadores o exportadores, o de instituciones y sus respectivos servicios.
e.Bancos de datos de la legislación y la jurisprudencia.
f.Gráficos o mapas de zonificación relativos a diversos aspectos.

Los beneficios de la ampliación global de los servicios de información por medio del fortalecimiento de los centros de documentación y la cooperación entre los mismos son, entre otros:

a.Comunicar a los usuarios qué fuentes de información hay sobre un tema determinado y en donde se encuentran localizadas tales fuentes.
b.Aprovechar mejor los recursos asignados para la adquisición de documentación.
c.Conocer mejor la realidad nacional por medio de diversos indicadores o de informes especializados.
d.La posibilidad de conocer, por medio de un mismo banco de datos, los recursos bibliográficos y documentales sobre nuestro país.
e.La conformación de bancos de datos especializados, que permita a un usuario en particular, sea éste una persona o una organización, obtener los datos deseados y buscados con facilidad.

Tal como ya se dijo, los centros de documentación utilizan diversos medios para proveer diversos servicios de acceso a la información albergada en sus depósitos; sin embargo, parece ser que sólo la aplicación de la tecnología de la información reduce al mínimo la posibilidad de que los datos, las referencias, las citas, se oculten tras los millares de fuentes de consulta posibles. El poder ofrecer, por ejemplo, a las empresas o a la industria, datos precisos, información técnica, económica o comercial, para invertir, dirigirse a nuevos mercados, contactar con prospectos de clientes y proveedores, investigar precios y ofertas de productos, y otras posibilidades, de forma rápida y oportuna, podría tener una influencia importante sobre la competitividad y la productividad de las empresas y los agentes productivos.

domingo, 20 de septiembre de 2015

Análisis e interpretación de anuncios y avisos publicitarios o promocionales 3

Análisis e interpretación de anuncios y avisos publicitarios o promocionales 3
Francisco Martínez Alas 
[Proyecto de ensayo a partir de un método básico en veinte pasos]

5¿Hay alguna alusión o mención al precio en el anuncio? ¿Si no la hubiese, cómo se imagina el precio (alto, bajo, medio) del producto o servicio ofrecido?

Algunos anuncios mencionan el precio de los productos y otros no, y se dice que en algunos casos conviene mostrar el precio del producto y en otros no. Los anuncios de almacenes generales, supermercados, panaderías, tiendas de ropa, ferreterías, jugueterías, farmacias y otros productos de consumo común acostumbran siempre –o casi siempre- colocar los precios en su publicidad.  

Un catálogo impreso siempre debe llevar los precios de cada producto incluido en el mismo. Sin en una página del catálogo se muestra la imagen de más de un producto, se debe identificar cada uno con un código, número o letra, y a la par, abajo o al pie de la página, como una tabla o lista, el precio que le corresponde. Los precios deben indicar con claridad si incluyen ciertos impuestos o no (el IVA, por ejemplo), la conversión a moneda local si es necesario, y que no incluye gastos de envío.

La mayoría de los anuncios comerciales en los periódicos informa al consumidor el precio unitario de los productos, o los de las diferentes presentaciones del mismo producto. Algunos anuncios mencionan promociones en las cuales el cliente recibirá un porcentaje de descuento en ciertos productos, o al comprar un segundo del mismo, o se le dice que los productos están en oferta (por ejemplo, recibir dos productos al precio de uno). También se le hace notar al consumidor que es una oferta por tiempo limitado, o se dice claramente la duración de la promoción (de la fecha tal a tal, en una nota al pie o marginal) o sino, que será válida mientras duren las existencias en la sala de ventas. Los porcentajes de descuento normalmente oscilan entre el diez y el cincuenta por ciento. Además, es muy común la táctica de marcar precios terminados en dos cifras decimales que inician en nueve, y la segunda cifra va entre el cinco y otro nueve. Es fácil hallar explicaciones de toda clase respecto de esta práctica, a las cuales no me voy a referir acá.

Por otro lado, hay anuncios que no incluyen el precio del producto o servicio. En estos casos puede ser que el anunciante está haciendo énfasis en la marca, y no en vender  un producto específico. Si se trata de anuncios de servicios profesionales no es posible colocarle un precio fijo a tal servicio, a menos que se diga (como en los anuncios de algunos abogados y detectives privados) cuánto se cobra por hora de servicio.

Cuando la persona que mira o lee el anuncio es un cliente asiduo de un negocio, usuario frecuente de una marca, se imagina el precio del producto, o ya tiene conocimiento previo del mismo. Pero el público también se imagina el precio no expresado por el tipo de bien anunciado, como cuando se trata de autos, viviendas, joyas, equipos, aparatos y otros similares. 

En resumen, la mención del precio en un anuncio impreso (y también en los catálogos de productos) debe tomar en cuenta las siguientes consideraciones: 

   a)Ubicación de la mención del precio respecto de la mención o la imagen del producto. Si se trata solamente de una lista de productos, los precios de cada uno pueden estar a la derecha  (preferentemente) o a la izquierda del producto. Si la imagen del producto (dibujado o fotografiado) es un componente importante del diseño del anuncio, entonces la cantidad que indica el precio puede colocarse en casi cualquier punto alrededor del producto. Aunque, de preferencia debe colocarse abajo o a la derecha de la imagen del producto. Se puede colocar arriba del producto siempre y cuando no haya otros productos arriba. Y a la izquierda, si se pretende hacer más énfasis en el precio, por alguna promoción, que en el producto en sí.
   b)Si a cada producto mostrado en el anuncio se le coloca un código, letra o número de identificación, se puede colocar en la parte baja del anuncio una franja en la cual se listan los precios de cada producto a la par de tal código.
   c)Si no se desea hacer notar el precio del producto, pero tampoco suprimirlo del anuncio, se puede colocar una señal en el producto (un asterisco, por ejemplo) y agregar en la zona baja del anuncio una nota que mencione el precio unitario o los de las diferentes presentaciones del producto.
   d)Si la finalidad del anuncio es llamar la atención sobre promociones especiales o de temporada, y descuentos, entonces se debe hacer notar con letras y números grandes y llamativos tanto el porcentaje de descuento, como el precio normal, el precio con descuento, y talvez también el ahorro que el cliente logrará al comprarlo a precio de promoción o de temporada.
   e)Cuando se trata de catálogos impresos o en línea, en nuestra región conviene que los precios aparezcan en dólares o euros, además de la moneda local.
   f)Si el producto se vende también al crédito, conviene informar del precio de contado, además del monto de la cuota y la cantidad de cuotas requeridas para terminar de pagarlo. El precio de contado y el monto de la cuota, deben mostrarse con diferente color (o de estilo) y tamaño de letra.
   g)Se debe mencionar si el precio incluye los impuestos que correspondan o no (tales como el IVA u otros).
   h)Sea que se muestre una foto del producto o no, es necesario indicar la cantidad de unidades de tal producto que el cliente recibirá a tal precio, o si es un juego de productos combinados y relacionados (por ejemplo, uno de utensilios de cocina). Podría mencionarse también el precio unitario, en especial si es diferente del precio de conjunto.
   i)La tipografía y tamaño de las cifras del precio indicado en la proximidad del producto, dependerán del efecto que se quiere crear o de la impresión que se quiere causar en el consumidor. Las cifras grandes, y hasta resaltadas de alguna manera, suelen indicar un precio de oportunidad.
   j)Si el precio indicado no es el precio acostumbrado o relativamente permanente, entonces se debe colocar una nota sobre la validez y duración de tal precio, así como de las limitaciones –si alguna- que el negocio establezca (por ejemplo, hasta tal fecha, o mientras duren las existencias de la tienda).

6¿El anuncio, incluye o menciona alguna promoción u oferta en particular, y cómo es dicha promoción?

Uno de los significados de promoción es el directamente asociado a una campaña publicitaria. Algunas campañas publicitarias tienen como objetivo promover un producto o servicio novedoso, recientemente recibido en la tienda, que se ofrece más barato o que será retirado (y por lo tanto es la última oportunidad de adquirirlo). De manera que una de las cuestiones a resolver es si el anuncio a analizar corresponde a tal caso (ya que hay muchos anuncios que tienen otra finalidad). Usualmente la oferta puede consistir en la disminución del precio normal, o en aumentar lo que el cliente recibirá si toma la oferta.

Si el objeto del anuncio es divulgar la oferta de venta de un producto o servicio cualquiera, entonces puede incluir una o varias de las siguientes promociones:

   a)Se destaca que el precio normal (regular o usual) ha sido reducido en un cierto porcentaje o cantidad. Es frecuente ver reducciones de precios en un diez, quince, veinte, veinticinco, treinta, cuarenta y hasta cincuenta por ciento. Cuando le ofrecen al cliente un segundo producto a mitad de precio, en realidad el cliente está recibiendo un veinte y cinco por cierto de descuento en el precio de cada uno de los dos productos, y lo mismo sucede con otros montos de descuento en el segundo producto.
   b)Se hace énfasis en que la oferta es por tiempo limitado, y por lo tanto es una invitación acuda a adquirir el producto cuanto antes posible. Ese tiempo limitado puede referirse a unos pocos días, o unas pocas semanas (pero no más que eso). El anuncio puede indicar la fecha en la cual terminará la promoción, o sugerir que no durará mucho. Algunas promociones duran sólo unas horas, y el anuncio debe especificarlo.
   c)Se anuncian ofertas de temporada, como por ejemplo, un determinado mes del año, cierta semana del mes (de preferencia la primera o la última), el mes de cumpleaños del cliente y otros similares. Tales ofertas se asocian a las celebraciones tradicionales cívicas, históricas o religiosas. Tanto los textos, el diseño y las ilustraciones del anuncio deben aludir a la celebración para llamar la atención del público.
   d)Se aclara que la promoción está limitada a la cantidad de productos en oferta disponibles en cada local del negocio, y eso se enfatiza mediante la expresión “mientras duren las existencias”, u otra similar.
   e)El anuncio ofrece objetos o productos gratis por la compra un producto, de una cantidad determinada del mismo producto (o de varios de la misma línea), o por un cierto monto consumido de otros productos.
   f)El anuncio puede sugerir la adquisición de un producto complementario al que propiamente se anuncia, es decir, uno que aumente el disfrute, consumo, utilidad o experiencia del que se promueve.

   g)El anuncio muestra que el envase contiene una cantidad proporcional –o unidades- adicional a lo de siempre, y se recalca que se ofrece al mismo precio que siempre. 
[Continuará...]

viernes, 28 de marzo de 2014

Análisis e interpretación de anuncios y avisos publicitarios o promocionales 2

Análisis e interpretación de anuncios y avisos publicitarios o promocionales 2
Francisco Martínez Alas 
[Proyecto de ensayo a partir de un método básico en veinte pasos]

3 ¿Quién se anuncia y cómo se presenta la marca o el producto?
Un anuncio impreso en el que predomine lo gráfico, además de la imagen del producto ofrecido, contiene en derredor imágenes o figuras complementarias, superficies de color o tramas, y algunos textos en letras de diferente tamaño, algunos de los cuales corresponden a las señales para ubicar y localizar al anunciante. En cambio, cuando el anuncio tiene el formato de un aviso común, el nombre de la entidad que se anuncia suele aparecer en el encabezado o al final. En un anuncio pensado y diseñado de acuerdo a objetivos publicitarios, la fotografía o dibujo del producto ofrecido con seguridad revelará de inmediato la marca del mismo. Si nos preguntamos, ¿qué marca se anuncia?, bastará con observar el producto en cuestión, o percatarse del texto –con seguridad, en letras más grandes y notables- que menciona al producto anunciado y de la mención o presencia de la marca que le acompaña. De manera que, cuando nos preguntamos: ¿quién se anuncia?, es posible que pensemos de inmediato en el nombre que utiliza la empresa para hacerse publicidad, es decir, en su marca. Entonces, para cualquier observador del anuncio, quien se anuncia es la marca, o el propietario del negocio que distribuye tal marca (además de otras), y no la compañía que maneja o es propietaria de la marca mencionada. Aunque se da por sentado que existe una compañía propietaria de la marca anunciada, aun cuando esto no se haga explícito.

Pero, no se debe olvidar que usualmente un producto es comercializado y publicitado por su marca y modelo (o tipo, línea o estilo de productos), y no tanto por el nombre de la compañía que lo produce, fabrica o distribuye. Empero, a veces coincide el nombre de la compañía con el de la marca de sus productos, y así se anuncian. Por otra parte, se usan variantes o adaptaciones (ingeniosas, creativas o simbólicas) del nombre comercial del negocio o de la marca para algunas promociones de ventas. Lo cual es una manera de llamar a atención acerca de la marca, y entonces quien se anuncia es quien comercializa la marca por medio de dicha promoción. Algunos comercios, tales como almacenes y empresas distribuidoras, incluyen en su publicidad y papelería –con autorización o sin ella- las figuras con las que una marca se identifica y relaciona. Y le informan al público que los productos de tal o cual marca están a la venta en su tienda o almacen.

Entonces, ¿en qué casos el nombre de la marca es igual que el nombre de compañía? Algunas empresas se denominan con los nombres y apellidos, o sólo con los apellidos de sus fundadores, de manera que una combinación de nombre-apellido o un cierto apellido se convierte en marca registrada o de fábrica (aunque haya muchísimas personas que se llamen o se apelliden así), porque tal nombre personal ha sido registrado como marca conforme a la legislación concerniente. Tal marca acompaña siempre a los productos que dicha empresa produce y comercializa, y el público asocia tales nombres de personas convertido en marca con una empresa específica, o con los productos de ésa empresa específica (y ya no los percibe como lo que son, apellidos comunes). Así que, es posible hallar un anuncio de los productos “G”, con marca “G”, fabricados por la empresa “G”. Y lo mismo ocurrirá cuando se trate de nombres inventados, es decir marcas que se asemejan a o simulan ser nombres, apellidos o nombres con apellidos, propios de personas, como si se dijese que “Sebastián Austic”, por ejemplo, fuere la marca de un línea de productos en particular, aunque no existiese o no ha existido una persona que se llame así.

Si, en lugar de preguntarnos acerca de la marca o el producto, nos preguntamos acerca de cuál es la compañía u organización responsable del  anuncio, es decir, ¿quién se anuncia?, entonces deberemos evocar o remitirnos a la denominación exacta de aquella.

Por otro lado, cuando lo que se ofrece en el anuncio es un servicio, todas las imágenes son complementarias y secundarias, y quien se anuncia es la empresa que provee el servicio; de manera que el nombre de la empresa proveedora de tal servicio es la que funciona como marca.

Entonces, para analizar un anuncio –y también para diseñarlo-, es preciso preguntarse tanto acerca de la marca como el modelo del producto, la denominación de la empresa como marca, y el nombre del negocio que distribuye o comercializa tal marca, y cómo tales datos estarían o no incluidos –y cómo- en el anuncio.

Resumiendo, cuando nuestro objetivo es analizar la publicidad y su expresión en avisos comerciales, debemos identificar y diferenciar (y a veces indagar en fuentes complementarias) lo siguiente para saber quién se anuncia:
a)Identificar a la entidad que produce el producto o servicio y su denominación exacta (así como su ubicación u origen).
b)Diferenciar el papel del negocio distribuidor o promotor, del de la entidad productora de los productos y servicios (y propietaria de la marca comercial en cuestión) mencionados en el anuncio.
c)Identificar al agente o gestor de la marca comercial (la cual es propiedad de otro), quien está autorizado para promoverla e incluirla en su publicidad.
d)Identificar al propietario de la marca comercial.
e)Averiguar –de ser posible- si los productos o servicios ofrecidos operan como insumos para una o varias marcas determinadas.


4¿Cuál es el producto o servicio ofrecido?

Un análisis complementario -y conforme a la discusión del apartado previo- al preguntarse acerca de cuál es el producto o servicio ofrecido en un anuncio en particular, debe incluir el poder diferenciar si se anuncia un sólo producto específico -el cual es o deber ser mostrado explícitamente en el anuncio-, y del cual se mencionan o enumeran sus cualidades principales; o, de otra manera, si se anuncia toda una gama de productos de la misma línea o al menos de la misma compañía y que tienen una relación entre sí, por ejemplo, la misma marca. En el primer caso, el producto o servicio ofrecido se exhibe en el anuncio desde diferentes ángulos, o rodeado de un ambiente que lo hace más llamativo, o se muestra a una persona usándolo. En el segundo caso, se presenta un conjunto –bien dispuesto para llamar más la atención- de artículos de la misma gama o línea, de modo que se pueda apreciar la variedad de opciones disponibles.

Otro caso muy distinto es el anuncio en el cual se muestra gráficamente una variedad de productos, de diferente tipo, marca y precio, como ocurre, por ejemplo, en los anuncios de páginas enteras, suplementos o catálogos que publican almacenes, tiendas y supermercados. En este caso, el servicio ofrecido es el de la comercialización y distribución de todos esos artículos –y probablemente otros similares- parte del negocio que se anuncia.

Un servicio en el cual lo que se ofrece es algo intangible, o es un conjunto de servicios profesionales para personas o empresas de los cuales no se puede mostrar una figura que represente tales servicios en su totalidad, requiere un diseño de anuncio en el cual se destaquen el nombre de la empresa (la cual se supone ya tiene una reputación bien cimentada), y se enumere con suficiente concisión y claridad, la denominación particular del servicio (si ésta existiese), así como los alcances y beneficios del servicio. En ocasiones, en un anuncio de un servicio profesional se simboliza la actividad principal del negocio, es posible agregar fotografías o dibujos del edificio o de la fachada en la cual están las instalaciones de la empresa que ofrece el servicio, fotografías de las áreas y oficinas en las que se presta el servicio, o de algunos de los equipos que se utilizan para proporcionarlo.

Otra cuestión importante es si el nombre del producto o servicio ofrecido en el anuncio se diferencia de la marca, o no. Ello dependerá de varias consideraciones, como veremos a continuación.

a)Un producto o servicio específico, se identificará con su denominación comercial (“Refrescador Intenso”, por ejemplo) adjunta siempre a la marca (GK, por ejemplo), y con frecuencia, algún código que indica el modelo o un identificador (SKU, por ejemplo). Por lo que no siempre el nombre comercial del producto y su marca coincidirán.

b)Una gama de productos de la misma empresa, es decir, del mismo productor o fabricante, pertenecerán a la misma marca (herramientas Sak, por ejemplo), y puede ser anunciada como tal, cuando no se anuncia un producto específico.

c)Un conjunto de productos de diferentes productores o fabricantes en un mismo anuncio, no pertenecen a una misma marca, y por ende, la marca que aparecerá en el anuncio –la cual es la que en realidad se busca promocionar- será la del distribuidor o almacén que los vende.

d)Una línea de artículos de la misma gama, y del mismo productor o fabricante, sí están amparados bajo una misma marca. Considerando la gama de productos es todo el conjunto de ellos que produce una empresa (ropa, por ejemplo), y que que la línea de productos son los que están relacionados por su función y segmento al que están destinados (diferentes tipos y estilos de camisas para jóvenes, por ejemplo), en un anuncio en el cual aparezcan varios de tales artículos, todos de la misma marca, se hará notar dicha marca, pero también el modelo o tipo de cada pieza ofrecida en el anuncio.

e)Diferentes productos que no pertenecen a la misma gama o línea, que coinciden en un mismo anuncio, o en una serie de anuncios relacionados –los que forman parte de una misma campaña- pero que sí pertenecen a una misma marca, en tal caso ésta es la que se promueve en el anuncio; sin embargo, acá el énfasis del anuncio está puesto en los productos mismos y en la relación que tengan o despierten en quien ve el anuncio.

[continuará]

domingo, 23 de marzo de 2014

Sobre métodos de enseñanza y evaluación

Sobre métodos de enseñanza y evaluación
Por Francisco Martínez Alas (2014)

[1]
Desde algunos años trabajo como docente universitario durante mis horas libres de otras tareas y proyectos. De mi práctica docente y mis reflexiones sobre la enseñanza universitaria, he compendiado las siguientes en torno a los métodos y propósitos de la misma. Así, he identificado cuatro características que debe tener la formación en las universidades:

a)Lograr un balance entre la teoría y práctica: Si bien es verdad que en los estudios universitarios se debe conocer –aunque sea sintéticamente- los diversos enfoques teóricos de los temas incluidos en los programas, creo que el estudiante no debe conformarse con aprender teoría (y menos con memorizarla temporalmente y repetirla al pie de la letra en exámenes), sino que también debe saber cómo dar el salto de la esfera teórica al campo práctico, aplicando los esquemas, principios, categorías, ecuaciones y postulados a situaciones reales o al menos realistas.

b)Estimular el pensamiento crítico y la opinión propia: Se alcanza el pensamiento crítico cuando se somete a discusión, análisis, comparación y prueba los juicios y argumentos, los conceptos y las explicaciones, las propuestas y críticas, que se hallan plasmadas en las diversas fuentes de información y materiales de apoyo a los cursos; y, por otro lado, se aprende a opinar con lógica y fundamento, con mesura y tolerancia, sí y sólo si el estudiante encuentra espacio donde hacerlo durante el desarrollo de los cursos. Por ello, yo en cada una de las evaluaciones incluyo un espacio en el cual los estudiantes comenten en forma oral o escrita sus impresiones, objeciones, sensaciones o motivaciones, sin más censura que expresarse con corrección y coherencia; también, en ciertas ocasiones les pido que hagan una sistematización de su experiencia en la elaboración de sus trabajos y proyectos, para que reflexionen acerca de cómo ejecutaron el cometido (tal método lo he descrito en otro lugar).

d)Promover la invención y la creatividad: Como complemento a lo dicho en los dos literales anteriores sobre el poner en práctica lo aprendido y estar en capacidad de opinar con fundamento, pienso que los ejercicios, tareas y proyectos –sino en todos, en algunos más que en otros- que realizan los estudiantes deben incluir un espacio para manifestarse creativamente, sea en forma visual y gráfica, aplicando tecnologías, o escogiendo entre diferentes modalidades de presentación y entrega de su asignación.  De manera que no sólo pueden entregar sus trabajos impresos sino también por correo electrónico, o publicarlos en un sitio apropiado y compartir el enlace correspondiente. Y, del mismo modo, el estudiante debe tener la oportunidad de inventar cosas a partir de una idea, reto, cuestión, o ruta que se le proporciona como punto de partida. Para ello, se les debe dar la oportunidad de escoger entre hacer exposiciones orales, elaborar documentos formales, hacer montajes y representaciones, construir modelos o muestras de productos, participar en juegos de roles, o preparar simulaciones, entre otras cosas.

d)El aprendizaje colaborativo: Poner a los estudiantes a trabajar en grupos tiene una ventaja práctica para el profesor: resultan menos tareas que revisar, calificar y comentar. Sin embargo, el trabajo en grupos también tiene beneficios para los alumnos, ya que, en primer lugar, se distribuyen las partes y tareas entre sí de acuerdo a su afinidad y facilidades; y luego, el trabajo en grupo les permite discutir, compartir y criticarse entre sí, así como adiestrarse en la toma de decisiones conjuntas y la responsabilidad compartida tanto de los logros como de los yerros, dilaciones y omisiones; y de paso, trabajar en grupos les sirve para interactuar, socializar y hacer amistades.

[2]
Acá también deseo exponer (e ilustrar, en un diagrama aparte) una categorización de cinco métodos utilizados para evaluar a los estudiantes (uno de ellos con una variante, de manera que al final son seis).

Método 1: El profesor, como es usual, habla en su clase, es decir imparte varias lecciones magistrales –combinadas con otras actividades, por supuesto-, exponiendo los temas de la forma más detallada posible, y en el peor de los casos, escribe toda la lección en la pizarra o la dicta para que los estudiantes la copien, palabra por palabra. Y, en efecto, los estudiantes se esmeran en capturarlo todo, porque luego, en los exámenes (del tipo que llaman “prueba objetiva”) tienen que repetir de memoria o cuasi de memoria, todo lo que dijo el profesor y tal como lo dijo.

En este caso, el papel del alumno se limita a estar atento en clase y copiar en su cuaderno (o fotocopiar el cuaderno de otro estudiante) o computadora, y aprender significa repetir lo “aprendido”, es decir, lo memorizado. Hasta se llega al colmo de que algunas preguntas del examen consistan en colocar las palabras faltantes en algunas frases extraídas de la clase del profesor. Acá el estudiante que obtiene mejores notas es el que tiene mayor habilidad para memorizar (o, en su defecto, buscar un modo de hacer fraude). Y se tiene la idea de que todo el grupo de alumnos tiene que saber exactamente lo mismo, y de la misma manera, con las mismas palabras. Por supuesto, yo jamás he usado este método, ni lo usaría, pero cuando estudié sufrí muchos cursos en los que los profesores sí lo usaron y en los cuales no aprendí nada útil ni duradero.

Método 2: El estudiante lee textos, es decir, lecturas asignadas, consistentes en folletos, separatas, artículos, casos, noticias y capítulos de libros. El profesor, además de seleccionar y asignar los textos, realiza pruebas (llamadas “controles de lectura”), en los cuales el papel del estudiante consiste en repetir cuasi de memoria los conceptos, definiciones, clasificaciones y otros datos, en pruebas objetivas en el aula o en cuestionarios a resolver en casa. Se parece un poco al anterior, con la diferencia de que el estudiante no está obligado a repetir lo que dice el profesor sino lo que dicen las lecturas obligatorias. Este método tampoco lo utilizo.

Método 2A: Es lo mismo que el anterior, pero mejorado. Asignar lecturas obligatorias es mejor que recomendar lecturas complementarias a las lecciones, porque el estudiante no acostumbra leer ningún material a menos que tenga que responder un cuestionario, resolver un examen, o realizar una tarea basados en el mismo. De hecho, es indispensable, para mejorar el alcance y la calidad del curso, que los estudiantes lean abundantemente todos los tipos de materiales mencionados y otros. Pero, dicha lectura se puede aprovechar para que los estudiantes resuelvan otro tipo de pruebas, tales como ejercicios de aplicación, es decir, que a partir de la lectura resuelvan problemas, apliquen la teoría a situaciones de la realidad, adapten los conceptos y categorías a casos particulares, y hagan el esfuerzo de analizar, comparar e interpretar la lectura  y de proponer y opinar a partir de lo que leen. Esto sí acostumbro ponerlo en práctica en mis cursos.

Método 3: Para evaluar, el profesor orienta y propone problemas o retos que el estudiante debe resolver, de manera individual o en grupos. El propósito es que el estudiante lea materiales obligatorios o sugeridos (tales como los que he mencionado en el método 2I: capítulos de libros, artículos, ensayos, documentos y otros), y que investigue otras diversas fuentes por su cuenta (en otros libros, documentos, entrevistas a personas, sitios en internet, etcétera), para obtener insumos teóricos y prácticos que le permitan crear e inventar cosas. A continuación, se le pide al estudiante que presente lo logrado, que exponga los resultados de su esfuerzo, o que exhiba sus creaciones.

Este tipo de evaluación es una invitación a pensar por sí mismo para el estudiante, y que aprenda a pensar siguiendo un guía o instrucciones de trabajo, y que con mínima supervisión resuelva ejercicios prácticos, aplique los conocimientos a situaciones verosímiles, y logre adaptar principios generales a casos particulares. Como puede verse, el objetivo de la evaluación es que el estudiante aprenda algo nuevo, además de lo que ya se vio en las lecciones y se hizo en otras actividades. Por ello, se le pide que haga cosas sin decirle exactamente cómo hacerlas, sino sólo dándole orientación y lineamientos básicos. Si se le dan instrucciones demasiado precisas, el estudiante las sigue como los pasos automáticos de un procedimiento, porque piensa que debe hacer las cosas conforme le “gustan” al profesor. Al contrario, con guías más generales, dándole espacio para que imagine y se exprese, se persigue que el estudiante cree cosas que le gusten a él mismo, de las que se sienta satisfecho. Este es uno de los métodos que ocupo con más frecuencia.

Método 4: Algunas de las evaluaciones de un curso universitario, pueden consistir en discusiones orales, o escritas -sea de todo el curso en plenaria, o con los estudiantes reunidos en grupos pequeños-, a partir de textos y casos (o en otros casos de videos y películas). El punto de partida de este método es la asignación de lecturas obligatorias a los estudiantes. Luego, el profesor orienta la lectura de los textos mediante una exposición sintética del mismo, o proporcionando una guía, talvez consistente en una serie de preguntas a ser contestadas por el estudiante (algunas cuestiones pueden ser teóricas, otras aplicadas, comparativas, analíticas y de otro tipo). El propósito es que el estudiante realice una lectura crítica e interpretativa de los materiales, para que luego, en las discusiones y durante los ejercicios en clase, exprese su opinión libre pero fundamentada, es decir, que su opinión se base en fuentes autorizadas además de su propio criterio, y que consensúe con el grupo de discusión. Es decir, se persigue que el estudiante exponga lo que aprendió por sí mismo, lo que ha aprendido en las clases, y lo que ha adquirido en diversas fuentes adicionales y de sus otros compañeros de trabajo. También acostumbro ocupar mucho este método.

Método 5: Consiste en proponerle al estudiante una situación real (o realista, o verosímil, o simulada) o un problema a resolver, como un reto práctico para el cual el estudiante debe leer, investigar, meditar, imaginar, preguntar y consultar. Luego, el estudiante, o el grupo de estudiantes, trabaja en su casa o en un espacio que funcione como laboratorio o taller, hasta lograr interpretar hallazgos, establecer opciones, evaluar alternativas, proponer una solución viable y recomendable, justificar su elección, diseñar el objeto o solución, y en lo posible, realizar la actividad, construir o armar algo, ejecutar unas acciones, o concretar un prototipo. Las propuestas de los estudiantes pueden ser presentadas o exhibidas, demostradas en un montaje, y documentadas mediante diversas técnicas y medios. Este método no se puede aplicar en todos los cursos, pero vale la pena intentar ponerlo en práctica, al menos parcialmente.

miércoles, 29 de enero de 2014

Categorías y Realidad: Documentos, índices, catálogos y tesauros 8

Categorías y Realidad:
Documentos, índices, catálogos y tesauros 8
Por Francisco Martínez Alas


5 Palabras clave, descriptores o encabezados de materia 

El procesamiento de documentos y otros materiales en bibliotecas, centros de documentación, museos y otras instituciones que albergan colecciones de recursos documentales y objetos materiales susceptibles de ser inventariados, clasificados y catalogados adecuadamente, suele requerir al menos de tres procesos fundamentales que son la catalogación descriptiva, la clasificación sistemática y el análisis documental (sobre los cuales he tratado con amplitud en otro de mis ensayos). El propósito de describir el contenido de un documento –o los campos y significados asociados con un objeto- mediante descriptores (también llamados palabras claves o encabezados de materia, y más recientemente etiquetas o tags), es poder condensar en unos pocos términos y frases las áreas del conocimiento contenidas en el objeto, y otras  con los cuales aquel está relacionado; y al mismo tiempo, tener la posibilidad de poder agrupar en una lista o reporte de base de datos todos los objetos o documentos que tienen un descriptor en común, o una combinación de varios de ellos.

En el presente capítulo me voy a ocupar de los tipos de descriptores según la forma cómo se escriben y expresan. En base a ello se puede identificar las siguientes clases:

a)Sustantivos: Los descriptores se pueden escribir como términos sustantivos solos (por ejemplo, libros), con frases cortas (por ejemplo, impresión de libros), o como sustantivos acompañados de adjetivos (por ejemplo, libros digitales).

b)Números: Algunos descriptores se expresan en números cuando se refieren a  fechas (por ejemplo, 14 de julio de 1789), rangos de fechas (1920-1935), años (332 ó -150), siglos (siglo 20 ó siglo XX),  números o expresiones numéricas específicas (tales como las que corresponden a fórmulas o constantes de algunas ciencias).

c)Nombres propios: Se escriben con mayúscula inicial, ya se trate de nombres de personas u otros seres reales o ficticios (como los de la literatura o de tradiciones religiosas o culturales), acontecimientos históricos, sitios geográficos, organizaciones, marcas de fábrica, y otros casos similares.

d)Siglas y códigos: Se usan siglas para abreviar los nombres de organizaciones (de cualquier sector, por ejemplo FMI, Fondo Monetario Internacional) y también para hacer referencia a algunos métodos, procesos y conceptos (por ejemplo USB, universal serial bus, CRM, customer relationship management), y se escriben con mayúsculas. A la par de cada sigla se debe colocar el texto completo del nombre de la organización o del concepto al cual hace referencia, o la sigla se debe asociar con su respectivo significado en un índice especial, para evitar y aclarar ambigüedades (muy frecuentes en cuanto a las siglas). En casos particulares, las bases de datos de instituciones identifican personas, objetos, casos, animales, productos y otros, con un código propio, compuesto sólo de números o sólo de letras, o como códigos alfanuméricos, y que también pueden incluir otros signos ortográficos (como puntos, comas, rayas, plecas, guiones, barras y otros), que constituyen también expresiones que funcionan como descriptores.

e)Acrónimos: Estos también son abreviaturas de nombres de diversos objetos, entidades o fenómenos, pero se escriben sólo con mayúscula inicial, como si fuesen nombres propios o términos, y también debe colocarse a la par el significado completo del acrónimo, además de crear un índice de concordancias para evitar confusiones.

f)Términos compuestos: Se escriben separados entre sí por un guión  (por ejemplo, cine-producción), y usualmente tienen hasta cuatro miembros; uno de los términos –el inicial– indica el concepto o materia principal o un nombre propio, y los otros especifican el enfoque, el lugar geográfico, la fecha o la época, para acotar a áquel.

g)Denominaciones históricas o tradicionales: Correspondientes a periodos, eventos o corrientes particulares (y sus equivalentes, tales como estilos, movimientos, tendencias), tal como se les conoce y cita en la literatura correspondiente, para facilitar su identificación, y se escriben con inicial mayúscula. Algunas de tales denominaciones se usan en su lengua original, y se puede crear un índice de concordancias con su respectiva traducción.

h)Verbos: Cabría la posibilidad de utilizar verbos en infinitivo (por ejemplo, escribir) como descriptores, aunque se prefieran los sustantivos, algunas veces acompañados de adjetivos pertinentes. Un descriptor expresado con un verbo podría indicar que el documento en cuestión contiene instrucciones, métodos, procedimientos o técnicas para realizar la acción que sugiere o significa el verbo en infinitivo.

En el capítulo siguiente describiré los tipos de descriptores que existen, según su contenido y su alcance.

lunes, 6 de enero de 2014

Análisis e interpretación de anuncios y avisos publicitarios o promocionales 1

Análisis e interpretación de anuncios y avisos publicitarios o promocionales 1
Francisco Martínez Alas 
[Proyecto de ensayo a partir de un método básico en veinte pasos]

1 ¿Qué llama la atención del público en un anuncio?

Si se le pide a alguien que hojee una revista o un periódico y se fije en los avisos publicitarios, o se le encarga que consiga un anuncio comercial que sea de su agrado, en un medio impreso o en línea, y luego entregue una copia del anuncio o proporcione el enlace correspondiente (cuando se halla en línea), y luego se le pregunta, por ejemplo: ¿Porqué escogió usted ese anuncio en particular?, obtendremos varias respuestas. Lo que suele llamar la atención de la gente en un anuncio o los motivos por los cuales lo observaron con atención y lo escogieron, son los siguientes:

a) Los anuncios con imágenes suelen llamar más la atención; especialmente si la imagen insertada en el aviso es la fotografía o dibujo de algo que el observador gusta o prefiere, por ejemplo: un tipo de persona en particular o su rostro, algún animal, aparatos o herramientas, automóviles o paisajes, y también cuando el aviso incluye fotos curiosas o divertidas;
b) Cuando el anuncio pertenece a empresas u organizaciones ya conocidas, siempre capta el interés del lector;
c) Los avisos comerciales que ocupan pagina entera, o dos páginas contiguas, casi siempre despiertan alguna curiosidad por lo anunciado; y
d) Cuando lo mostrado en el anuncio son productos o servicios que las personas que lo ven acostumbran consumir, talvez buscando una oferta especial u oportunidad.

Pienso que vale la pena preguntar lo contrario, es decir, qué clase de anuncios suelen ignorar, les disgustan, o no les motiva a ninguna acción y porqué. Podría decirse que todas las características contrarias a lo que sí le llama la atención a la mayoría de las personas, son las que hacen que un aviso comercial sea inefectivo o al menos desagradable. Me he dado cuenta, por ejemplo, que los comunicados declarativos y polémicos publicados por organizaciones y movimientos sociales, no les interesan a los jóvenes, al grado que ni siquiera los identifican como un tipo particular de publicación institucional, o un mecanismo de expresión de ideas y propuestas.

2 ¿En dónde aparece publicado el anuncio? 

En este apartado voy a tratar acerca los anuncios comerciales o publicitarios, es decir, aquellos cuya finalidad es hacer publicidad acerca de un producto o servicio en particular, y que son publicados en medios impresos periódicos, tales como los diarios, los boletines y las revistas. Existen otros tipos de anuncios y avisos –que también se publican en los mismos medios y otros-, tales como los de entidades gubernamentales o de empresas para informar, instruir o advertir de algo, las esquelas mortuorias, los que invitan a participar en licitaciones, o los que caben dentro de la categoría ya mencionada de comunicados o campos pagados, pero, de todos esos –y otros parecidos- no me interesa tratar aquí.También en nuestras casas y oficinas recibimos a menudo volantes de diverso tamaño; y puede que alguna parada de señal de alto o de semáforo alguien nos entregue un volante por la ventanilla del coche. O podemos ver un cartel o afiche en una pared o cartelera al interior de un lugar. Sobre los avisos clasificados no tengo mucho que decir, aunque sé que valdría analizarlos con un enfoque distinto del que estoy ocupando en este ensayo. Así que, que quede claro que acá me refiero exclusivamente a las expresiones gráficas de publicidad que se publican en la prensa, internet, se proyectan en las salas de cine, se transmiten por televisión o cable, se pegan en paredes o carteleras, o son distribuidos en forma de hojas volantes.

Se le podría preguntar a alguien, que tiene en sus manos un recorte de un anuncio, o posee una imagen (fotografía impresa, o digital almacenada en algún artefacto portátil): ¿Recuerda usted en donde vio o encontró el anuncio? Y nos mencionará que lo halló en tal o cual medio o lugar. Para el publicista es importante que el público pueda recordar en dónde tuvo contacto con el anuncio, es decir, en cuál diario, revista, canal de televisión, cine, sitio web, calle y otros sitios. Y para analizar un anuncio también, ya diré porqué.

En la prensa y revistas los anuncios se publican en diversos sitios de cada publicación: ya sea como franjas arriba o abajo en la portada, o como páginas enteras en la última del ejemplar; pero aquellos aparecen con mayor cantidad y frecuencia en las páginas interiores, a lo largo de toda la publicación. Entonces, si se le pregunta a alguien: ¿En cuál medio aparece el anuncio?, o también: ¿Dónde lo recibió o lo vio?, se espera que responda acerca de donde tuvo contacto con el anuncio. Y si luego se le pregunta: ¿En qué sección, segmento o lugar lo encontró o lo vio?, la persona con certeza dirá que lo halló en el buzón o a la entrada de su casa, que se lo dieron en la calle o en una parada de semáforo, o que alguien se lo entregó al llegar a cierto lugar, o que le llegó en la correspondencia. Pero también la persona nos dirá que lo vio y lo recortó del periódico o revista, y nos dirá el nombre de la publicación (y su fecha y número), pero puede que no esté seguro de la sección del periódico de donde lo tomó, y menos del número exacto de la página,  a menos que haya tomado nota de ello (por ejemplo, si le encomendó que lo hiciese así).

Por otra parte, como ya lo mencioné, no sólo en los periódicos y revistas aparecen los anuncios. En las páginas de internet aparecen por doquier, aunque algunos se muestran como simples hiperenlaces. Y en los espacios públicos es frecuente verlos en las fachadas de los edificios, en los postes, en los bordes de las aceras, en las vallas colocadas a los lados de las calles y carreteras, y casi cualquier lugar visible al público. Para la empresa o entidad que publica anuncios –o reparte impresos, o los coloca en otros lugares visibles-, sea como parte de una campaña publicitaria comercial, o también como publicidad social, propaganda política o de divulgación de políticas gubernamentales, es importante poder conocer datos –con la mayor precisión posible- acerca de la cantidad de audiencia que logró tal publicidad y propaganda, en cualquiera de las modalidades y en cualquiera de los medios en los que apareció. Y del mismo modo, aprovechando que existen mecanismos para medir y evaluar las reacciones o respuestas de la recepción, se requiere conocer tal información, sea de manera cualitativa (mediante la compilación y análisis de opiniones expresadas de manera oral o por escrito) y de manera cuantitativa (mediante procedimientos estadísticos o análisis de indicadores, que en algunos casos se puede automatizar).

Resumiendo, los anuncios publicitarios o avisos comerciales que aparecen en publicaciones seriadas y periódicas impresas de todo tipo (o sus equivalentes, como las ediciones digitales de ellas) tienen las siguientes características -según su ubicación en la publicación- que se deben tomar en cuenta para el análisis:

a)La publicidad en las portadas de diarios y revistas suele consistir en una banda, colocada arriba o abajo de la página, o también como una columna a la derecha o a la izquierda del área de la portada; y en otros casos, aparece como pequeño recuadro cuadrado o rectangular en algún rincón de la página. A veces el anuncio se publica como sobrecubierta o portada falsa del ejemplar, o bien, la portada se desdobla o se abre a la mitad para dejar ver el anuncio dentro de ella. También es frecuente hallar publicidad al interior de la portada, en las primeras dos y hasta cuatro páginas de la publicación. En cualquiera de los casos el anuncio puede o no llevar imágenes además del texto, y ambos, además de la composición y tipografía se usarán en el análisis.
b)La publicidad en la última página –a manera anuncio de página completa y con ilustraciones- es muy frecuente, ya que la página en cuestión muy rara vez se usa para colocar información.
c)Al interior de la publicación aparecen la mayoría de los avisos comerciales, ya sea en páginas pares o impares. Se dice que lo publicado en páginas impares de un periódico tiene más visibilidad (y suele ser más cara), y ése es otro criterio para analizar el anuncio. En las páginas impares también se publican los comunicados de organizaciones mencionados arriba. Menos frecuente es el hecho de que el anunciante pague por dos páginas contiguas, o por varias páginas sucesivas. Al analizar un anuncio es preciso tomar nota del número de página en la cual aparece, y del área que ocupa, ya sea media página vertical u horizontal, una columna o una banda, o un recuadro (en tal caso se debe medir su tamaño).
c) En las publicaciones periódicas también se inserta publicidad, a manera de hoja volante simple o doble, o como un catálogo, a colores, con abundancia de imágenes de los productos, y en papel brillante. A estos se les trata como volantes y catálogos al estudiarlos.
[continuará]

jueves, 24 de octubre de 2013

La biblioteca de un club

La biblioteca de un club
Estudio de Caso
Francisco Martínez Alas (2013)

El segundo empleo formal que obtuve como bibliotecario fue en una asociación; se trataba de un club social para ciudadanos provenientes de cierto país europeo y sus descendientes en el país, con una finalidad filantrópica de trasfondo. El cargo que ocupaba era modesto: era el bibliotecario del club, nada más. Un club en el que las actividades culturales tenían una importancia menor a la que ocupaban las de filantropía, deportivas y de entretenimiento,  y otros servicios a los socios, que incluían el de restaurante y cafetería, locales para celebraciones y fiestas (familiares y corporativas), juegos de salón y canchas para practicar ciertos deportes, así como una enorme piscina, entre otros. Al estar adentro de las instalaciones del club, tras altos muros y espesos setos, entre árboles y jardines, se olvidaba uno que se hallaba en medio de la ciudad, en una zona residencial, pero con mucho comercio y tráfico vehicular. El bibliotecario del club dependía administrativamente del cargo simbólico correspondiente en la junta directiva y del gerente del club, si bien, éste último era a quien tenía que reportarme. Pero, aparte de  presentar un informe mensual de labores, así como de expresar cualquier necesidad material para la unidad, y por supuesto, atender a los usuarios de la biblioteca, yo era el amo de mi espacio laboral, y el único que tomaba las decisiones técnicas. Los usuarios de la biblioteca eran los hijos de los socios, y jamás (o muy rara vez) los mismos socios adultos del club. Durante los varios años que estuve trabajando allí, tuve dos jefes, el primero por corto tiempo, y el segundo por más de cuatro años. Ambos fueron bondadosos y comprensivos conmigo, me ofrendaron su compañía y amistad, considerando que yo era un universitario que necesitaba y quería trabajar únicamente en mi tiempo libre.

Según me enteré, la biblioteca se originó gracias a un donativo importante realizado a la asociación por parte del gobierno de un país amigo. Talvez por ello, el énfasis de su contenido estaba puesto en cierto país europeo, especialmente en cuanto a literatura clásica e historia de tal país. Curiosamente, todos los libros de ese donativo estaban empastados en piel de vacuno, con nervaduras y letras doradas.

En conjunto, la biblioteca tenía menos de dos mil volúmenes (aproximadamente unos 1700). Los estantes de madera oscura que los albergaban formaban una ele, uno de cuyos brazos cubría todo el largo del salón, y el otro todo lo ancho. Como el brazo largo estaba adosado a una pared donde había un ventanal extendido, allí los estantes tenían solo tres niveles, y en los otros tramos seis niveles. Al otro lado, el conjunto estaba compuesto de dos libreros altos, como dos torres, y uno bajo, también de tres niveles. En el espacio en blanco entre las dos torres había un retrato al óleo de la persona cuyo nombre congratulaba la biblioteca. En el resto del salón, había dos mesas cuadradas para cuatro personas, y dos juegos de sillones. Todo el aspecto y el ambiente de la biblioteca era sereno y decoroso.

En cuanto a la colección bibliográfica, compuesta exclusivamente de libros, ya que no había ninguna otra clase de materiales, predominaba la literatura, geografía y la historia de cierto país de Europa en casi todos sus periodos, talvez en un cincuenta por ciento del total. La literatura de otros países y lenguas ocupaba poco más de un estante. En otros cuatro libreros se repartía el material de muchas otras disciplinas, de manera muy desigual, entre las que prevalecía temas humanísticos y sociales diversos, y algunos ejemplares curiosos de obras de autor que ya no se encuentran en venta. Las obras sobre la historia de otros países y regiones ocupaban otro librero. La biblioteca tenía colecciones notables, entre ellas los casi setenta volúmenes de la Biblioteca de Autores Españoles desde la formación del lenguaje hasta nuestros días, en la cual se compila obras clásica de literatura e historia en castellano. También había una copia de la Historia Universal de César Cantú, lastimosamente incompleto, compuesta por varias decenas de pequeños tomos. Por otra parte, la biblioteca carecía de libros técnicos ni manuales universitarios.

Como los servicios de la biblioteca no eran muy demandados, se me permitió gozar de un horario de trabajo flexible, el cual determinaba de acuerdo a mis horarios de estudio en la universidad. Lo importante era estar al menos cuatro horas al día en la biblioteca, y estar allí los fines de semana, por las mañanas y parte de la tarde. Un horario de trabajo flexible para un estudiante universitario es algo invaluable.

Luego de hacer una ordenación física por materia de todos los libros, y de haber colocado rótulos en los estantes -para indicar la materia de la que trataban los libros-, la tarea más importante consistió en hacer un catálogo mecanografiado, en tarjetas de cartulina manila. Tal como se acostumbraba entonces, mecanografié para cada libro una tarjeta por autor, otra por título, y al menos dos por tema o materia. La entidad no contaba con servicios de informática en esa época.

El área de la biblioteca, que en cierto modo estaba compartido con una sala de reuniones, tenía los estantes colocados solo a lo largo de la pared del salón. Si bien el salón era amplio, solamente dos paredes, en forma de ele, contenían estantes, y a causa de una política de la junta directiva, no querían colocar más estantes, ni colocarlos de otra manera, digamos más conveniente para lo que corresponde a una biblioteca formal. No, en realidad esa biblioteca era concebida más bien como una sala de lectura, agradable y confortable, ya que el salón contaba con dos juegos de sillones además de las dos mesas de lectura para cuatro lectores, y tenía dos pinturas al óleo en las paredes. Los primeros tramos de estantes eran altos, cubriendo toda la pared; luego, seguía un estante bajo, que quedaba abajo de una hilera de ventanas altas (y por las cuales se metía mucho el polvo); después, seguía otro estante alto pero solo con dos cuerpos; y por último, formando el otro brazo de la ele, un mueble curioso con dos estantes altos y estrechos, como dos torreones, y uno más bajo y largo. El objeto de ese mueble era más bien enmarcar de manera elegante el retrato que estaba colgado en la pared, de un notable benefactor de la asociación y de la biblioteca misma, cuyo nombre llevaba.

Dado que los estantes eran de madera, y habían sido invadidos por una plaga de polilla, había que estarlos fumigando constantemente, así como revisando los libros, ya que -con mucha frecuencia- desde la madera infectada los insectos penetraban a los libros y comenzaban a devorarlos, primero por la zona de los lomos así como las cubiertas. Yo siempre revisaba los libros, eliminaba los insectos si hallaba alguno adentro, y reparaba los daños en las páginas y costuras. Empero, mi constante inspección evitaba que los insectos llegase a devorar las páginas. Casi tres décadas después, y con bibliotecarios menos acusiosos  y habilidosos que yo, si no se cambiaron los estantes, la mayor parte de los libros que entonces componían la biblitoeca deben haber sido destruidos y consumidos por tal plaga. Si así ocurrió, es una lástima, porque había ediciones muy valiosas que no se encuentran en ninguna otra biblioteca del país desde donde escribo este ensayo. Ya que hablo de insectos, recuerdo una anécdota. Cierta tarde me encontré con un extraño insecto en la biblioteca. Yo ya había escuchado ruidos debajo de uno de los libreros, y tenía la sospecha de que hubiesen ratas, pero, para mi sorpresa, en realidad se trataba de un insecto grande y que se parecía mucho a uno prehistórico (y ya extinto, por supuesto), los llamados tribolites. Creo que lo maté o se fue de la biblioteca, pero no volví a verlo, y luego me arrepentí de no haberlo recogido y puesto en alguna caja de vitrina, ya que, era un insecto con una curiosa forma, y cuyo nombre y especie desconocía.

Los servicios de la biblioteca eran muy básicos, se limitaban al préstamo de libros para ser leídos, consultados o usados en sala, o para ser llevados a domicilio. La verdad, muy pocos libros eran llevados en préstamo a domicilio (y más de alguno de esos no fue devuelto nunca, a pesar de las gestiones que se realizaron), porque los usuarios del club no encontraban algo que les gustase e interesase, o simplemente porque no acostumbraban leer. No se ofrecía el mecanismo de canje porque la asociación administradora y propietaria del club no producía publicaciones propias, ni se tenían ejemplares de más de los títulos que conformaban la colección. Tampoco el club destinaba fondos para un programa de adquisiciones que hubiese acrecentado y enriquecido las colecciones de la biblioteca. Así, si algún libro se perdía porque algún usuario no lo devolvía, lo extraviaba, o –como sucedió una vez- personas de fuera que utilizaban la biblioteca fuera de horas para camerino o local de reuniones y prácticas, hurtaban alguno, no había política establecida ni posibilidad de reponerlo.

Ahora que reflexiono respecto del bajo índice de usuarios de la biblioteca,  llego a la conclusión de que los jóvenes no usaban la biblioteca porque en los colegios donde estudiaban tenían acceso a colecciones más apropiadas para sus necesidades académicas, con fuentes de información relacionadas con los contenidos de las materias que cursaban. El contenido de la biblioteca de este club, como ya lo mencioné, era de interés más bien erudito y literario. Una biblioteca así es más útil en un centro cultural o en un instituto de investigación.

Aunque parezca inapropiado –y en parte talvez lo era–, mis jefes consideraban que una de mis obligaciones como bibliotecario era limpiar el polvo de los libros y de los libreros. Al analizar esto, con frialdad, deduzco varias cosas. En primer lugar, mantener la biblioteca limpia, no sólo en cuanto a los pisos y el mobiliario, sino también respecto de los estantes y los libros mismos, es una cortesía para el usuario, ya que no se le debe de entregar un libro sucio, o permitir que él se ensucie las manos y la ropa cuando ande buscando algo que leer en la estantería. En segundo lugar, sirve para el mantenimiento adecuado de los libros –además del control de asoleamiento y humedad-, para evitar la oxidación y eliminar los ácaros que habitan en el polvo acumulado. En tercer lugar, la máxima higiene del local de la biblioteca y su contenido, es muy conveniente y necesaria para la salud del bibliotecario, quien pasa trabajando allí muchas horas al día.  Pero, es importante resaltar que sólo el personal entrenado en bibliotecas puede retirar los libros de un estante y volverlos a poner en un mismo orden y posición, ya que la mayoría de las personas invierte o trastoca el orden de los libros al retirarlos del entrepaño, colocarlos en una mesa para limpiarlos, y retornarlos al estante. A los bibliotecarios no nos sucede esto último.

Trabajando allí, me comentaron a manera de anécdota, que en cierta ocasión algunas personas con autoridad en el club, mandaron a retirar de la biblioteca todos los volúmenes que tuviesen mal aspecto o luciesen muy viejos, sin tomar en cuenta de qué libros o autores se tratase, y menos de su importancia real (más allá de su aspecto). Recuperé varios de esos de una bodega y los remocé. Yo invertí muchos días y horas reparando y restaurando artesanalmente todos los volúmenes que lo necesitasen: pegando tapas desprendidas, reponiendo la tela que sostiene las pastas duras y reforzando la unión, ajustando guardas rotas, cosiendo cuadernillos flojos, remendando páginas rotas, y otras labores por el estilo. De ello se puede deducir que toda biblioteca debe establecer una política apropiada para el descarte de libros. En mi opinión, solo debe descartarse por eliminación, o para reciclaje, aquellos libros que son imposibles de restaurar, o aquellos libracos sin contenido de valor, o de los que hay millares de copias y siempre se pueden adquirir ediciones más recientes. En algunos casos, aquellos libros que la biblioteca no quiere o no necesita poseer, podría convenir canjearlos por otros con otras bibliotecas, o donarlos a otras bibliotecas, y hasta pueden ser vendidos al público. Pero jamás se debe enviar a encerrar y extraviar los libros en bodegas inapropiadas y sin inventario.

Ahora, quiero hacer un breve balance acerca de las fortalezas  y debilidades de la colección de la que estoy hablando. Me parece que su principal fortaleza era la notable, bella y ricamente encuadernada colección de literatura española, y también, el ambiente grato y señorial que tenía la sala de lectura. En cambio, diría que sus dos principales debilidades consistían en la inadecuación del contenido de la colección con los intereses y gustos de los lectores del lugar, y la plaga de polilla en los estantes que si el bibliotecario se descuidó, para este tiempo todos esos buenos libros deben haber desaparecido irremediablemente carcomidos.

Entonces, pienso que la colección ideal para un sitio como el que estoy describiendo, es decir, un asociación benéfica con un club social frecuentado por niños, jóvenes y personas que practican deportes, sería una que se desarrollase en tres vertientes concretas:

a)Un énfasis en el carácter del club, es decir, sobre las actividades que realiza, los servicios que presta, las ideas que lo sustentan, y los impactos sociales que crea  (un 25 a 35 por ciento de la colección).
b)Materiales de consulta, revistas y manuales sobre las actividades deportivas y recreativas que se practiquen el club, o que los asociados acostumbren realizar: desde juegos de mesa y azar, deportes de cancha y pista o juegos de pelota, hasta los que se practican al aire libre como los acuáticos, el montañismo y campismo, y muchos otros (un 20 a 25 por ciento de la colección).
c)Literatura infantil y juvenil, clásica y contemporánea, en todos sus géneros y tópicos (un 25 a 30 por ciento de la colección).

Adicionalmente, se podría considerar los hábitos de vida del grupo de edad adulta entre los socios del club, de manera que se podría poseer libros, folletos y documentos sobre viajes, turismo, cocina, salud, tercera edad, manualidades y artesanías, entre varios otros temas posibles de interés, los cuales habría que investigar encuestando a los mismos socios (un 20 por ciento de la colección).

La segunda alternativa, sería convertir la biblioteca en un centro de información y referencia sobre la cultura del país patrocinador y de origen de los socios (que la mayoría eran extranjeros), así como de la cultura europea en general. Además, considerando que muchos de los socios son empresarios, se podría desarrollar un centro de documentación paralelo sobre diversas actividades económicas y productivas, así como guías y manuales técnicos de formación y apoyo al empresario y emprendedor.

Cuando me retiré del club, para ir a trabajar a otro sitio, me enteré que la biblioteca recibiría una importante donación de libros: la biblioteca personal de un humanista, la cual se suponía contendría muchas obras de filosofía y humanidades. Para ser sincero, me hubiese gustado estar allí para procesar todo ese material y leer más de alguno.