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miércoles, 14 de octubre de 2009

Origen, meta y destino de las bibliotecas privadas o personales 7

Origen, meta y destino de las bibliotecas privadas o personales 7
Por Francisco Martínez Alas. Oct. 2009.

Bibliotecas personales abiertas al público
En ciertas circunstancias, el propietario de una biblioteca personal decide otorgar acceso a personas ajenas a su biblioteca. Esa apertura puede adquirir diversas modalidades. Así, por ejemplo, la biblioteca podría aceptar únicamente a estudiantes y jóvenes que habitan en el mismo barrio o vecindad para realizar consultas eventuales, las que serán atendidas directamente por el propietario. O bien, la biblioteca privada puede constituirse como una entidad formal o informal, para proveer variados servicios de acceso de modo similar a cualquier biblioteca pública o académica, y perseguir los mismos niveles de calidad de servicio que aquellas. Para ello deberá establecer controles de gestión de usuarios y préstamos internos, brindar servicios de fotocopiado y escaneado, proveer catálogos en tarjetas o mediante una terminal de computadora, mantener canales de comunicación y consulta por medio de Internet y el correo electrónico, y otros afines. Es posible que también requiera hacer campañas de mercadeo y hasta de captación de fondos. Si la afluencia de visitantes es abundante, también deberá considerar buscar un local que permita ubicar a más lectores sin que se formen colas de espera en el vestíbulo. Tal conjunto de servicios y beneficios para los usuarios, investigadores o lectores, sin duda, requiere establecer tarifas de membresía o de pagos por tiempo de consulta.

Durante algunos años, mediante el proyecto que denominé Centro BMA abrí mi biblioteca a un público selectivo y además proporcionaba diversos servicios de apoyo para estudiantes e investigadores. Para acceder a los servicios era necesario hacer una solicitud por medio del teléfono o por correo electrónico y definir un objetivo de investigación. En otra publicación mía he descrito detalladamente los servicios y naturaleza de tal proyecto.

Un proyecto: El Centro Cultural BMA
Nuestra intención era llevar el proyecto del Centro BMA a una segunda etapa y ampliarlo para convertirlo en un pequeño Centro Cultural BMA que incluiría diversas áreas y servicios, entre ellos:

- Una biblioteca general de tamaño mediano (que en principio contaría con unos seis mil volúmenes, y con una proyección de seis mil más). El acceso a los servicios de la biblioteca sería por cita y pagando una tarifa por horas y minutos de atención personalizada. Se dispondría de una sala de lectura para investigadores y acceso a otros servicios de información adicionales en línea; fotocopias, impresiones y escaneados; venta de papelería necesaria para completar los trabajos; y asesoría técnica en proyectos, redacción, bibliografía y afines.
- Una librería especializada en temas académicos, estudios institucionales y materiales de aprendizaje práctico, con diversos servicios de adquisición por encargo de materiales bibliográficos impresos o digitales.
- Una galería de arte con dos espacios para exhibición y venta: una de obra plástica en pintura y escultura, y otra para trabajos artesanales y utilitarios de diseñador.
- Dos o tres aulas para impartir cursos breves y capacitaciones para grupos pequeños equipados con diversas facilidades tecnológicas.
- Un teatro pequeño para obras de montaje sencillo y conciertos de cámara.
- Un servicio de café.
- Un área de museo para preservar la memoria de la familia propietaria del centro cultural.

Sin embargo, esta etapa de proyecto ya no se pudo realizar por falta de recursos y asociados. Aunque eso no significa que la idea se haya abandonado.

Destino final
Cuando el propietario de una biblioteca privada muere su biblioteca deberá pasar íntegramente a manos de otro propietario personal o institucional. De otra manera, tendrá que ser vendida –toda de una vez o por lotes- a alguna de las librerías que distribuyen libros usados. También es posible que algún pariente cercano decida comenzar a vender por su cuenta ejemplar tras ejemplar, aunque ello le tome muchos años; mientras tanto, los títulos no solicitados podrían sufrir deterioro. Lo peor que le puede suceder a una gran colección de libros de calidad es llegar a ser embodegada, sin ningún propósito específico, en cualquier local inadecuado. Si ello ocurre, los libros se deteriorarán debido a la humedad, filtraciones de agua y plagas. Peor aún, si los parientes o terceros deciden enviarla al basurero o destruirla por medio del fuego.

Es difícil encontrar un destinatario personal que acepte una biblioteca de gran tamaño, y que además se comprometa a darle un trato y un destino dignos a la colección. Por ello, no es recomendable donar grandes bibliotecas a escuelas o institutos públicos, a entidades gubernamentales o de gobiernos municipales, a instituciones no gubernamentales o a asociaciones profesionales, que carecen de recursos para contratar un bibliotecario y poner en servicio la biblioteca, que no cuentan con un espacio adecuado para instalarla y que tampoco tienen interés en hacerlo, o cuyo giro o actividad no es compatible con el contenido de la biblioteca.

En vista de ello, yo tengo la intención de donar la biblioteca entera a una universidad cuando sea el momento oportuno. Preferiría donársela a la misma universidad donde estudié, pero también es posible que se la done a otra. En mi opinión, la institución destinataria o beneficiaria de una donación grande en libros que ha pertenecido a un sólo propietario, debe cumplir algunos requisitos mínimos. Tales requisitos mínimos son:

1. Interés en aceptar la donación y honrar al donador poniendo al servicio de los usuarios los documentos.
2. Que la comunidad de usuarios de la biblioteca esté en capacidad de usar y aprovechar el tipo de libros que componen la donación, o de otra manera estaría subutilizada.
3. Disponibilidad de espacio para incorporar la colección, ya sea en una área aparte, con su respectiva estantería, o para insertar los títulos en las secciones existentes.
4. Poseer personal suficiente e idóneo para catalogar y clasificar todos los materiales.
5. Capacidad de poner al servicio de los usuarios la colección y darle el mantenimiento respectivo.
6. Disponer de un catálogo o base de datos bibliográfica para dar a conocer el contenido de la colección donada.

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